La Tristeza
Hoy viajamos a través del Espejo a la fría Rusia de finales del siglo XIX, de la mano de Anton Chéjov y del primer relato de colaboradores, narrado y producido por El Corintio (podcast “Guardia del Cuervo").

Nos encontramos con La Tristeza, relato del autor ruso Antón Pávlovich Chéjov (en ruso: Анто́н Па́влович Че́хов, romanización: Anton Pavlovič Čehov), (Taganrog, 17 de enero jul./ 29 de enero de 1860 greg.-Badenweiler, Baden (Imperio alemán) 2 de julio jul./ 15 de julio de 1904 greg.) fue un escritor y médico ruso. Encuadrable en la corriente más psicológica del realismo y el naturalismo, fue un maestro del relato corto, considerado uno de los más importantes autores de este género en la historia de la literatura.1 Como dramaturgo, se inscribe en el naturalismo, aunque con ciertos toques de simbolismo. Sus piezas teatrales más conocidas son La gaviota (1896), Tío Vania (1897), Las tres hermanas (1901) y El jardín de los cerezos (1904). En ellas idea una nueva técnica dramática que él llamó «de acción indirecta», fundada en la insistencia en los detalles de caracterización e interacción entre los personajes más que el argumento o la acción directa, de forma que en sus obras muchos acontecimientos dramáticos importantes tienen lugar fuera de la escena y lo que se deja sin decir muchas veces es más importante que lo que los personajes dicen y expresan realmente.2 3 Chéjov compaginó su carrera literaria con la medicina; en una de sus cartas, escribió al respecto: "La medicina es mi esposa legal; la literatura, solo mi amante".
Abordamos este relato desde las profundidades del cambio existencial en el corazón de la Rusia del siglo XIX. Ahondando en la deshumanización del alma humana por una revolución industrial que convertía las ciudades en páramos llenos de fábricas y de hambre. Una época convulsa de agitación social con clara crítica al régimen zarista. El gran contraste entre el mundo agrícola y rural que estaba desapareciendo en pos de grandes núcleos urbanos dominados por fábricas es la gran nota que se escucha en todo el relato, entre las ruedas frenéticas de un hervidero constante de seres humanos que pululan por las frías calles de San Pertersburgo, escuchamos lo que no dice el relato es lo que más aclama Chejov, en sus vacíos y silencios denota la gran diferencia social y la mecanización e industrialización que conlleva una deshumanización y una falta de empatía total. La soledad no es silencio en San Petersburgo, es el grito desesperado, agónico del alma humana, es pérdida del contacto con la tierra y con los orígenes, es la exclavitud al Demiurgo. Al dios máquina.
(Epílogo por Leo Denk Bilder)
Gracias a todos por prestar vuestras voces para este relato.
Narración y producción - El Corintio (La Guardia del Cuervo)
Jona - Doc Salvaje (Relatos Salvajes)
Viejo militar- Iskandar (La Guardia del Cuervo)
Muchacho 1 y 2 - Alex (La Guardia del Cuervo, Relatos Salvajes)
Muchacho 3 - Aaron Peaton - Gilberto Dacosta (@Gilbert48635770)
Epílogo - Leo Denk Bilder (@LDenkbilder)